San Valentín desencadenado: Los padres de él y los padres de ella

Ahora que San Valentín nos pisa los talones, todo se tiñe de rojo pasión, flores, ositos, bombones… Vamos, que se mastica el amor en el aire. 

Os propongo un intento de no idealizar ni demonizar una fecha que nos puede ayudar a conocernos un poco mejor a nosotros mismos y, por ende, a nuestra relación de pareja.

Comencemos asumiendo algo objetivo: aunque estemos enamorados hasta el tuétano todas las parejas discuten. Todas. Y esto, más allá de lo que solemos interpretar, no es algo malo siempre y cuando se haga desde el respeto, la tolerancia, con apertura al aprendizaje sin juzgar ni juzgarnos. Difícil, ¿verdad?

Como bien demuestran los estudios, el problema aparece cuando los conflictos se mantienen de una forma constante, ya que traen el consiguiente cabreo, pero también tienen consecuencias para la salud física y mental. 

En incontables ocasiones nos preguntamos: “Pero si nos queremos ¿Entonces por qué? ¿Por qué parece que hablamos idiomas diferentes?”. Seguro que a más de uno/a/ le resuenan estas palabras.

Una de las primeras cosas que hay que destacar es que antes de mirar el conjunto como pareja (poliamor) debemos tener muy claro cómo nos relacionamos nosotros, tanto con nosotros mismos como con los demás y no solo a nivel de pareja

Nuestro comportamiento cuando llegamos a la edad adulta se ha ido modelando hasta estar formado por unas representaciones mentales. Ahora os preguntaréis: ¿De dónde vienen esas representaciones? 

Pues para eso nos tenemos que ir un ‘poquito’ más atrás en el tiempo. Su origen está en la relación del niño con su cuidador o figura de apego principal, que en la mayor parte de los casos suele ser la madre, aunque no siempre tiene por qué ser así. 

Se va constituyendo a través de experiencias repetidas con figuras importantes. De ahí se forma nuestro -¡atención, palabro!-  MOI (modelo operativo interno), básicamente, algo como nuestro libro de instrucciones en las relaciones, el esquema que tenemos de nosotros mismos y los demás.

Para poder explicar de una forma más sencilla cómo nos relacionamos lo primero es identificar y entender qué tipo de apego hemos desarrollado. Es decir, el vínculo que generamos en nuestra infancia temprana y que, nos guste más o menos, será el que se reproducirá con posterioridad en nuestras relaciones adultas. Influye en la manera en la que nos involucramos con las relaciones cercanas.

Los distintos tipos de apego

Siguiendo los planteamientos de Bowlby (del que hablaremos en otro post) otros investigadores desarrollaron un modelo de 4 categorías de apego. Tomando la ansiedad ante el abandono y la evitación a la cercanía emocional como medidas. Nos suena, ¿verdad?

Entremos directamente en los tipos de apego que pueden tener que ver con nuestras futuras relaciones de pareja o intentos. Podemos diferenciar apego seguro y apego inseguro y, dentro de este segundo, diferentes subtipos:

  • Apego seguro:  Las personas con este tipo tienen una idea positiva de sí mismos y de los demás, menor ansiedad ante el abandono, así como poca evitación a la intimidad. ¿Nos va aclarando algo? Sigamos.
  • Apego inseguro: 
  1. Aquí tenemos el inseguro ambivalente, donde hay una alta preocupación y una idea negativa de nosotros mismos, pero positiva de los demás. Por lo que el resultado es una alta ansiedad al abandono y baja evitación a la intimidad. También puede darse una imagen negativa tanto de nosotros mismos, como de los demás, lo que nos daría como resultado personas con alta ansiedad al abandono y alta evitación de la intimidad.
  2. Por último, tenemos el apego inseguro evitativo. Aquí las personas tienen una idea positiva de sí mismas y negativa de los demás. ¿Adivinais lo que viene? Pues una baja ansiedad hacia el abandono y alta evitación hacia la intimidad.

Estos estilos de apego son constantes a lo largo de nuestras vidas y tienen un rol no único pero sí decisivo en nuestras relaciones de pareja. De hecho, muchos estudios nos hablan de la relación entre el apego adulto y la satisfacción de parejas y matrimonios.

Anhelando el apego seguro

Regresemos a nuestro deseado apego seguro. Para las personas con apego seguro estar unidos a otras personas les resulta más fácil, al tener una buena imagen de sí mismas se encuentran cómodas dependiendo de otros y aceptando que el otro miembro dependa de ellos. 

No suele existir una preocupación por el abandono y en general tienen relaciones con mayor comunicación, proporcionan mayor apoyo a sus parejas, resuelven de manera más constructiva los conflictos. Viven las relaciones de una forma más respetuosa, responsiva y más atentos a las claves positivas de la relación. Gestionan sus sentimientos negativos, reconocen su ansiedad y buscan apoyo y/o consuelo en sus parejas. En suma, tienen relaciones con mayor bienestar y satisfactorias. ¡¡Una joya, vamos!!

En contrapunto, en los apegos inseguros hay una percepción de la pareja como menos capaz de brindar apoyo y, en consecuencia, hay una valoración más negativa en cuanto a la intimidad, compromiso y amor.

Estas personas suelen negar sus necesidades emocionales, lo que los llevaría a la evitación de una intimidad, evadirse de situaciones de necesidad sin dar oportunidad a la pareja de poder ser una fuente efectiva de apoyo.

En diferentes estudios se ha visto que a las personas con alta evitación les es más difícil enamorarse. 

Creo que con este breve resumen -porque os aseguro da para muchísimo más- podemos hacernos una idea de la importancia que tiene nuestro estilo de apego a la hora de relacionarnos, ya que determinará la calidad y cantidad de interacciones que tengamos, la estabilidad de la pareja, las ideas positivas o negativas sobre el amor y el grado de satisfacción en la relación con uno mismo y con nuestro compañero o compañera.

Sin embargo, hay esperanza. Pese a que estos apegos más o menos son estables durante toda la vida con un abordaje terapéutico apropiado, incorporando estas teorías y generando un espacio para comprender y poder expresar las necesidades afectivas, sí es posible generar nuevas interacciones que redefinan la relación desde la seguridad y apoyo emocional tanto para uno mismo como para la pareja.

Si quieres saber más sobre los apegos, obtener ayuda para entender a tu pareja mejor o tener más información sobre el tema de este post puedes escribirme al 638 52 62 80 y te atenderá encantada.

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